Introducción
Cuando el viajero se adentra en las calles de Benicarló descubre una ciudad que le susurra al oído. Una ciudad que no cae en el olvido de sus visitantes, fascinados por la belleza del Mediterráneo que baña con sus apacibles aguas sus cálidas playas y su puerto marinero.
Dándose una vuelta por su mercado central, el visitante podrá disfrutar de los productos más apetitosos de la huerta benicarlanda, sus variadas carnes y su pescado fresco traído cada día de la lonja marinera.
Al pasear por sus calles, la ebullición comercial de Benicarló le arrastrará a una espiral de tiendas y escaparates que no le pasarán inadvertido.
Tradicionalmente marinero y agrícola, Benicarló ha experimentado un importante crecimiento industrial, debido al cual, sus productos son exportados a todos los rincones del mundo.
Superados todos los envites a los que la historia le ha sometido, Benicarló es una ciudad que se ha hecho a sí misma. Ha sabido transformar la fuerza de su tierra, la tranquilidad de sus aguas y el calor del sol en la nobleza, buen talante y simpatía de sus habitantes.
El visitante nunca dejará de visitar nuestra ciudad, su ciudad.
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